EDUCAR BONITO, EDUCAR EN POSITIVO
En
comparación con otros paradigmas, este es el menos utilizado en los centros
escolares. Por lo general todas las aulas funcionan en base a un paradigma conductista,
o lo que es lo mismo, basado en premios y castigos.
¿Cuántas
veces hemos escuchado la frase: “si te
portas bien conseguirás un premio”? o “te
castigo sin recreo porque te portas siempre mal” ….
Cuando
un niño es castigado por su comportamiento, la gran mayoría de las veces piensa
que es malo, que no sabe hacer las cosas bien.
Si
recompensamos con cosas materiales (premios) las conductas que consideramos “buenas”
les estamos enseñando a los pequeños que todo tiene un precio y que, además
deben portarse bien por recibir un regalo no porque es lo correcto y les hará
sentir bien.
¿Queremos
crear niños con una buena autoestima? ¿disminuir las conductas disruptivas de
un modo sano? Hay otra forma de hacerlo… ¡EDUCANDO EN POSITIVO!
Vamos
a definir esta nueva manera de hacer las cosas… ¿Qué es la disciplina positiva?
La disciplina
positiva es una metodología basada en la conexión, las relaciones horizontales
entre adultos y niños y el respeto mutuo. Esta consiste en relacionarnos con
los niños con respeto, pero sin perder la firmeza. Busca que el adulto sea el “guía”
en la modulación de la conducta infantil.
Como mediadores
entre el niño y los conflictos que se producen el día a día es fundamental tener
en cuenta algunas reglas básicas para educar en
positivo.
1.
Actúa,
no prediques
Muchas
veces nos limitamos tan sólo ha hablar con el niño sobre su comportamiento,
pero éste, a pesar de entender los motivos de su comportamiento. Tiene otras
prioridades en ese momento y por eso no nos obedece.
Las explicaciones
excesivas no son eficaces. El niño no es sordo, con que se lo digamos una vez
nos comprende perfectamente.
En vez
que poner énfasis en lo que el niño ha hecho mal y preguntarle los motivos una
y otra vez, hagamos hincapié en las cosas que puede hacer bien, pidiéndole que
haga una tardea que le sea satisfactoria.
Por
ejemplo: ante un puñetazo de un niño a otro, en vez que castigar al niño que ha
pegado, le hacemos ver como se siente el otro niño tras la agresión y que tiene
que reparar el daño causado, por ejemplo, haciendo algo que al niño que ha
pegado le haga sentir bien.
2.
Da
ánimos
Un exceso
de alabanza es perjudicial para nuestros niños, ya que la aprobación personal
del educador suele implicar comparación. Esto hace que los niños se vuelvan competitivos
a ver quien recibe más alabanzas de su profesora.
Por el
contrario, darles ánimos a los pequeños pone énfasis en el valor social de los niños
no en el educador.
Por ejemplo,
en vez de decir “estoy muy contento
porque has recogido” (alabanza), es más beneficiosos decir “creo que estarás contento porque encontrarás
tus cosas mucho mejor” (ánimos).
3.
Destierra
el castigo de la vida de los niños
El
conflicto es una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal y no algo
que se tenga que penalizar.
El
castigo se instaura en un sistema donde se ve el error como algo negativo y al
alumno culpable de haberlo cometido, se relaciona directamente con un
maestro7padre/madre autoritaria.
El
castigo busca que el niño se sienta mal, humillado y que sufra por una conducta
disruptiva o conflicto sin tener en cuenta otros aspectos de formación ni los sentimientos
del pequeño.
Esta manera
de relacionarnos con los niños, haciendo un uso del respeto (pero sin perder la
firmeza) conlleva una serie de Beneficios de la disciplina
positiva en el aula:
Reducción de las conductas disruptivas: Un
niño no se porta mas si se siente bien. Si ayudamos a los niños a sentir
pertenencia e importancia haremos que se sientan bien y queridos, por lo que no
sentirán la necesidad de portarse mal.
Aumenta la autoestima: Si
invitamos a los niños a descubrir sus capacidades fomentaremos de manera clara
la autonomía, la cual revierte directamente en la autoestima.
Trasmite habilidades para la vida: desarrollar
habilidades propias del niño a través del fomento de la autonomía invitándolos a
descubrir sus propias capacidades.
¿Cómo podemos aplicar Disciplina positiva en el aula?
1.
Aprender
a calmarse ante un conflicto o momento de estrés: tiempo fuera en positivo.
El
tiempo fuera en positivo es un tiempo que debemos usar para calmarnos y volver a
resolver la situación desde la calma y la cordura, no desde el enfado y la ira.
¿Cómo lo hacemos? Es muy
importante disponer, en el aula, de un lugar específico de confort y sosiego al
que se pueda acudir (cuando lo deseen) a calmarse. Podemos dotar este espacio
de materiales que propicien la calma como por ejemplo pelotas anti estrés, mándalas
para colorear, música, plastilina….
2.
Rueda
de las opciones para controlar los enfados.
Esta
técnica nos permite reflexionar antes del enfado sobre cómo podemos calmarnos,
para una vez estamos enfadados tener opciones para volver a la calma.
3.
Tablas
de rutinas para motivar a nuestro alumnado
Las
tablas de rutinas son fantásticas para desarrollar la autonomía y la
responsabilidad con los más pequeños.
¿Cómo lo hacemos?
Primero
realizamos conjuntamente un cuadro de actividades sobre las rutinas diarias.
Por ejemplo “al entrar al aula por la
mañana…”
Una vez
consensuados los momentos del día, todos juntos y democráticamente decoramos la
tabla y apuntamos todas las ideas. Una vez finalizada la colgamos en un lugar
visible y al alcance de los niños.
Una
vez finalizada alentaremos a los niños a usar la tabla de rutinas de manera
autónoma, sin quitarles el sentimiento de logro añadiendo recompensas. LA
verdadera motivación es la intrínseca, la que alcanzan cuando ven cumplidos sus
objetivos.
IMPORTANTE:
NO AÑADIMOS RECOMPENSAS
4.
Juntas
de aula para resolver conflictos
Tratar
los conflictos a nivel de aula fortalece la cercanía y la cooperación entre
todos. Además, los alumnos que no estén involucrados en el conflicto verán las
reacciones de una forma objetiva y esto les hará reflexionar en sus propias
actuaciones cuando se encuentran ante una situación así.
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